A lo largo de la historia, la mujer ha sido considera de manera negativa, desde la consideración griega de persona de segunda categoría, pasando por la mujer belleza del renacimiento, hasta llegar a la mujer actual provista de múltiples tareas y considerada igualmente poco apta para ocupar puestos importantes en cualquier ámbito de la vida, llegamos a la consideración de que harán falta, todavía muchas generaciones para desterrar tanta intolerancia.
Es necesario que cambien las leyes pero, las costumbres se resisten, es necesario que en todos los ámbitos de nuestra vida las miradas sean diversas y tolerantes, en las instituciones como el Estado, la Escuela, los Medios de comunicación, en el ámbito profesional, en el doméstico, en el personal, en definitiva, en todos las esferas de la vida.
Y, lo que más debe preocuparnos, bajo mi punto de vista, es la violencia, física, psicológica, simbólica, etc., ejercida sobre la mujer. Las listas de mujeres maltratadas cada vez se hacen más largas, las denuncias cada vez son más, pero, aún existe, como dice el autor, silencio, impotencia, miedo y resignación. Es injusto que por ser mujer se deban soportar agresiones, violencia, amenazas, intimidaciones, desprecios, insultos, infravaloraciones...
HISTORIA
En la sociedad griega, la mujer es considerada un ser engañoso, inconsciente, envidioso, peligroso, un ser sin brillo y, en suma, desvalorizada. Pericles: 'la mejor de las mujeres es aquella de la que menos se habla'. Pitágoras: ' Hay un principio bueno que ha creado el orden, la luz y el hombre. Y un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer'.
Esta visión tan peyorativa ha llegado hasta nuestros días pero, a partir del siglo XII, el culto a la dama amada y la sacralización de la belleza se solapan con la visión despectiva de la mujer en épocas anteriores. Obras como El nacimiento de Venus de Boticelli representan esta nueva sensibilidad, los desnudos femeninos se multiplican, cualquier tema sirve para mostrar la gracia y la textura de la piel femenina, obras como El sueño de Venus de Giorgiano, Venus de Urbino de Tiziano, Mujer ante el espejo de Bellini o Venus del espejo de Velázquez. Esta visión fue perseguida por la Iglesia y, tan sólo, vista por inquisidores, príncipes y reyes. Pudiéramos pensar que esta visión revalorizó la figura de la mujer, pero nada más lejos, sigue siendo una visión androcéntrica, como la anterior y no tuvo consecuencias favorables para la mujer, la mujer es un objeto para se mirado por ojos masculinos. Desde Nell Gwynne de Lely a Las señoritas de Avignon de Picasso se perfila una trayectoria de diferentes propuestas estéticas reflejadas en la publicidad, hoy.
Tampoco la mujer actual o mujer indeterminada ha acabado con la supremacía masculina, el reconocimiento a un trabajo digno, la legitimidad de los estudios, la libertad sexual, el derecho al divorcio o al aborto se plantean como factores de la sociedad actual, pero no es suficiente, el trabajo sigue siendo no remunerado y devaluado, tanto en casa como fuera de ella. Los modelos y valores masculinos siguen gobernando el mundo y este hecho lleva implícita la explotación económica de la mujer en la estructura familiar. Las que han conseguido un trabajo fuera de casa, también han conseguido una doble jornada, una fuera y, al llegar a casa, otra. Para Agacinski (1998), la ausencia de reparto de las tareas y responsabilidades domésticas es el mayor fracaso del feminismo.
INTRODUCCIÓN
El orden social funciona como una gran maquinaria simbólica que ratifica la dominación masculina. Son el producto de un trabajo continuado y permanente, es decir, se han dado a lo largo de la historia constantemente. Violencia física y simbólica ejercida en el plano individual pero también en las Instituciones: Familia, Escuela, Iglesia, Religión y Estado. Instancias represoras, generadoras y reforzadoras de unas determinadas relaciones de poder entre hombres y mujeres. El poder del dominador radica en hacer universal y objetiva su visión particular y concreta del mundo, en imponer una determinada visión, la suya.
RELIGIÓN
Una de las ideologías de género más difundidas es la exclusividad del hombre sobre los mitos y rituales. También las religiones de tipo eclesiástico tienen una marcada actitud hacia la exclusividad de los hombres en sus ritos y en la conformación de sus jerarquías. Las tres grandes religiones, Cristianismo, Judaísmo e Islam, postulan a Dios como Él y los personajes religiosos femeninos son considerados deidades secundarias. Dios creó primero al hombre y, de él, a la mujer. Podemos decir, que el concepto de la condición femenina es nefasto y denigrante. Aunque en las culturas prehistóricas se resalta el hecho de que la mujer es la creadora, la Gran Diosa o la Gran Madre. Parece que en este cambio de actitud tiene mucho que ver la agricultura, ésta convulsionó la organización social y las propias estructuras religiosas. Según Harris, dos acontecimientos favorecieron fundamentalmente la dominación masculina, éstos son la propiedad privada y la guerra con finalidad expoliadora. La mujer se fue apartando del ciclo productivo y pasó a depender del varón, éste impuso una serie de tabúes sobre la natural inferioridad de las mujeres.
ESCUELA
En cuanto a la escuela, sus funciones son la formación intelectual y la formación social, pero éstas parecen un espejismo, en ella se dan las mismas relaciones de poder que en el resto de la sociedad. Para Moreno, la escuela debería de formar personas librepensadoras, solidarias, tolerantes y democráticas, pero transmite sistemas de pensamiento y actitudes sexistas que marginan a la mujer y la consideran un elemento de segunda categoría.
LENGUAJE
Por otro lado, el secuestro de la palabra y el secuestro del sentido de las palabras por las ideologías forman, desde siempre, parte de la dialéctica entre opresores y oprimidos. La capacidad seductora de las palabras no necesita apoyo racional porque van dirigidas a nuestras emociones, se instalan en el subconsciente colectivo, en las creencias, en los sueños, en los deseos, etc. Existen muchos ejemplos de palabras o frases hechas que denotan y connotan la diferenciación entre masculino y femenino, con la consiguiente carga despectiva para la mujer. Palabras como zorro/a, fulano/a, hombre público/mujer pública, etc., las connotaciones reflejan la sociedad machista en la que vivimos.
MEDIOS
En los medios, el rasgo más distintivo de la mujer es su invisibilidad, la publicidad representa a la mujer como el espejismo de la belleza, de la perversión y de la sumisión. Pero, la publicidad no siempre tuvo un carácter sexista, la presión consumista se plasmó en un modelo, que no sólo refleja un status de privilegio sino también de realización personal. Los lenguajes persuasivos de los medios pueden convertir una realidad gris en un cuento de hadas electrónico. Por su parte, la TV exhibe los estereotipos más rancios y negativos sobre la condición femenina.
VIOLENCIA
Otro de los temas cadentes, en nuestra sociedad, actualmente, es la violencia contra las mujeres, es un problema social de dimensión planetaria, el maltrato a la mujer se ha convertido en la primera causa de invalidez y muerte para ellas. Asesinatos, agresiones físicas y psicológicas, violencia sexual, amenazas, intimidaciones y las que no aparecen en estadísticas, silencios, impotencia y resignación. Hasta bien entrada la década de los 80, los medios en España difuminan este problema social. Por otra parte, son escasas las representaciones en TV, de una mujer con poder económico, empresarial o profesional. Y, qué decir de los videojuegos, productos diseñados para 'chicos' que contribuyen a normalizar y asentar prejuicios, roles y estereotipos sexistas.
CONCLUSIÓN
Harán falta muchas generaciones para desterrar tanta intolerancia. Cambian las leyes pero no las costumbres, es necesario mirar de manera diferente o de diferentes maneras, tanto la universalidad de los derechos humanos como lo doméstico, lo profesional, lo personal y, en definitiva, todas las esferas vitales.
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